Francisco se despidió de ífrica con esta multitudinaria y rítmica misa en el estadio Barthélémy Boganda de Bangui. El Papa vistió el rojo por ser la festividad de uno de los apóstoles de Jesús, San Andrés.
La ceremonia estuvo llena de particulares modos locales de celebrar la misa como esta curiosa procesión con el Evangelio hasta el sacerdote encargado de leerlo. Miles de personas acudieron a la celebración y escucharon las palabras del Papa bajo más de 30 grados de temperatura.
Francisco transmitió un mensaje de optimismo. Les pidió que ante las dificultades no perdieran la fe en Dios y la esperanza en la vida eterna.
FRANCISCO
'Es bueno, sobre todo en tiempos difíciles, cuando no faltan las pruebas y los sufrimientos, cuando el futuro es incierto y nos sentimos cansados, con miedo de no poder más, es bueno reunirse alrededor del Señorâ?.
La fe, explicó el Papa, es una realidad que transforma la vida y el mundo. El que se abre a Cristo, dijo, obtiene la capacidad de amar al prójimo de un modo nuevo.
Por eso animó a los centroafricanos a mirar al futuro con optimismo, a pesar del sufrimiento que están viviendo.
FRANCISCO
'Cada uno de vosotros es llamado a ser, con la perseverancia de su fe y con su compromiso misionero, artesano de la renovación humana y espiritual de vuestro país. Subrayo: artesano de la renovación humana y espiritual de vuestro paísâ?.
Junto al Papa concelebró el cardenal de Ghana Peter Turkson, prefecto del Pontificio Consejo Justicia y Paz del Vaticano.
Durante la misa se intercalaron oraciones en francés, latín, e idiomas locales, pero la constante fueron la música y los bailes tradicionales.
Al terminar la ceremonia el Papa se dirigió al aeropuerto, donde puso punto final a su primer viaje al continente africano.
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