Papa Francisco: La Iglesia debe evitar â??sobornos santosâ?

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20/11/2015
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En la homilí­a de la mañana de este viernes, el Papa Francisco dijo que la Iglesia es tan susceptible de caer en la codicia como cualquier otra institución. No debemos aceptar 'sobornos santosâ?, dijo el pontí­fice.

PAPA FRANCISCO

'Siempre hay peligro de corrupción con la Iglesia. Ocurre cuando en lugar de ser devota de la fe de Nuestro Señor, el Señor de la Paz, de la alegrí­a, de la salvación, se deja seducir por el dinero y el poderâ?

El Papa advirtió a los cristianos que no deben buscar la comodidad a toda costa.  Pueden elegir a Dios, dijo Francisco, o pueden elegir el poder y la riqueza. Pero no pueden ser dominados por ellos.

EXTRACTOS DE LA HOMILíA PAPAL

(Fuente: Radio Vaticana)

'Los jefes del Templo, los jefes de los sacerdotes â?? dice el Evangelio â?? y los escribas habí­an cambiado un poco las cosas. Habí­an entrado en un proceso de degradación y haciendo que  el Templo resultara â??sucioâ??. ¡Habí­an ensuciado el Templo! El Templo es un icono de la Iglesia. ¡La Iglesia siempre, siempre, sufrirá la tentación de la mundanidad y la tentación de un poder que no es el poder que Jesucristo quiere para ella! Jesús no dice: â??No, no se hace esto. Háganlo afueraâ??. Dice: â??¡Ustedes han hecho una cueva de ladrones aquí­!â??. Y cuando la Iglesia entra en este proceso de degradación el final es muy feo. ¡Muy feo!â?. 


'Siempre está en la Iglesia la tentación de la corrupción. Sucede cuando la Iglesia, en lugar de estar apegada a la fidelidad al Señor Jesús, al Señor de la paz, de la alegrí­a, de la salvación, cuando en lugar de hacer esto está apegada al dinero y al poder. Esto sucede aquí­, en este Evangelio. Estos jefes de los sacerdotes, estos escribas estaban apegados al dinero, al poder, y se habí­an olvidado del espí­ritu. Y para justificarse y decir que eran justos, que eran buenos, habí­an cambiado el espí­ritu de libertad del Señor con la rigidez. Y Jesús, en el capí­tulo 23 de Mateo, habla de su rigidez. La gente habí­a perdido el sentido de Dios, incluso la capacidad de alegrí­a, también la capacidad de alabanza: no sabí­an alabar a Dios, porque estaban apegados al dinero y al poder, a una forma de mundanidadâ?


'Jesús echa del Templo no a los sacerdotes, a los escribas; echa a estos que hací­an negocios, a los especuladores del Templo. Pero los jefes de los sacerdotes y los escribas estaban relacionados con ellos: ¡existí­a el â??santo sobornoâ?? allí­! Recibí­an de estos, estaban apegados al dinero y veneraban a este santo. El Evangelio es muy fuerte. Dice: â??Los jefes de los sacerdotes y los escribas trataban de hacer morir a Jesús y así­ también los jefes del puebloâ??. Lo mismo que habí­a sucedido en el tiempo de Judas Macabeo. ¿Y por qué? Por este motivo: â??Pero no sabí­an qué hacer porque todo el pueblo pendí­a de sus labios para escucharloâ??. La fuerza de Jesús era su palabra, su testimonio, su amor. Y donde está Jesús, ¡no hay lugar para la mundanidad, no hay lugar para la corrupción! Y ésta es la lucha de cada uno de nosotros, ésta es la lucha cotidiana de la Iglesia: siempre Jesús, siempre con Jesús, siempre pendientes de sus labios, para escuchar su palabra; y jamás buscar seguridades donde están las cosas de otro patrón. Jesús nos habí­a dicho que no se puede servir a dos patrones: o a Dios o a las riquezas; o a Dios o al poderâ?. 


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