Desde mediados de diciembre hasta principios de febrero, el obelisco de la plaza de San Pedro tiene competencia: el Pesebre del Vaticano. ;
Esta tradición tiene más 30 años. Hasta hace poco, siempre se usaban las mismas figuras y había poco margen para grandes cambios. Aun así la creatividad, siempre se abre camino.
Por ejemplo, con este Portal de Belen de las Navidades de 2007. No hay nada llamativo en el: los protagonistas son figuras de la Virgen, el Niño y Jose a tamaño natural.
Lo peculiar de esta representación de Belen es que... No está ambientada en Belen, sino en Nazaret. Una licencia artística que se refugia en el relato que Mateo hace del nacimiento de Jesús y que señala la importancia de San Jose.
Lo que distinguía al Nacimiento del 2010 era su ambientación, inspirada en la ciudad de Matera. Más de 100 figuras acompañaban el Portal, al que tambien se añadió la Anunciación y la Visitación de María a Santa Isabel. ;
Ese mismo año se había publicado el libro de Benedicto XVI sobra la infancia de Jesús, en el que recordaba que el Evangelio no menciona a la mula ni al buey. En este Portal de Belen, de hecho, salen ligeramente apartados.
Aunque puestos a elegir, el Pesebre más bonito tal vez haya sido este... Sus figuras proceden de un Nacimiento preparado por San Vicente Pallotti en 1842.
No fue nada fácil prepararlo. Comenzaron a proyectarlo a finales de agosto. Ahí nació la idea central. Lo característico de este Nacimiento es que es napolitano.
Muchas personas visitan este Pesebre tan especial cada Navidad. El Papa, por su parte, suele esperar hasta el 31 de diciembre por la tarde, cuando apenas hay personas en San Pedro, para visitarlo.
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