El Papa se desplazó en su segundo día en Turquía en este sencillo coche gris. Algunos peregrinos le saludaron entusiasmados a su llegada a la antigua basílica de Santa Sofía.
Estuvo acompañado por el director del ahora museo que le contó la historia del edificio. Primero fue basílica, luego mezquita y, finalmente, fue convertido en museo por Mustafa Kemal Atatí¼rk en 1935.
El Papa escuchó con mucha atención la explicación con ayuda de un traductor. Primero, le habló del los minaretes del exterior construidos cuando la basílica pasó a ser una mezquita.
Le explicaron además que la Santa Sofía de ahora es la tercera reconstrucción de la primera basílica del siglo IV.
'Estos son restos de la primera basílica, del 300 y pico'.
En el interior, le mostraron los mosaicos del techo que el observó con atención.
'La cúpula de Santa Sofía es una de las cosas que más llaman la atención'.
'Está como colgada del cielo'.
Bajo sus 63 metros de altura y sus 32 de anchura Francisco continuó escuchando atentamente las explicaciones, especialmente, sobre el gran mosaico de la Virgen María.
Después de la visita, el Papa firmó el libro de Honor en Santa Sofía. Escribió que 'la belleza y armonía del lugar sagrado' hace que 'el alma se eleve al Omnipotente, fuente y origen de toda belleza'
Antes de marcharse le regalaron dos libros de la biblioteca de Santa Sofía. Francisco respondió con otro regalo.
Mientras salía de Santa Sofía, se oía de fondo la llamada a la oración de las mezquitas próximas.