El avión de Alitalia en donde viajaba el Papa llegó puntualmente al aeropuerto de Ankara a las 12 del mediodía. Allí lo esperaban el nuncio en Turquía y una delegación del gobierno.
Durante el vuelo el Papa subrayó la importante labor humanitaria que Turquía está ofreciendo al acoger a cientos de miles de refugiados de Siria e Iraq.
El Papa descendió sólo con este abrigo blanco. La temperatura no pasaba de los 5 grados centígrados.
Veinte minutos después se dirigió al Mausoleo de Mustafá Kemal Atatí¼rk el padre de la Turquía moderna. Se trata de una visita protocolaria que todo jefe de Estado visitante debe cumplir.
Por motivos de seguridad el gobierno turco pidió al Papa que se desplazara en un vehículo de gran tamaño aunque respetó su exigencia de que no fuera blindado.
Una vez dentro del Mausoleo el Papa dejó esta corona de flores ante la tumba de Mustafa Kemal y después permaneció unos instantes en silencio. Rodeado por una nube de periodistas se dirigió a firmar una dedicatoria en el Libro de Oro.
Allí expresó su deseo de que Turquía, 'puente natural entre dos continentes, no sea solamente un cruce de caminos sino un lugar de encuentroâ? entre personas de todas las culturas, etnias y religiones.
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