El Papa comentó el pasaje del Evangelio en donde el rico Zaqueo se convierte y promete devolver con creces todo lo que haya defraudado.
Francisco dijo, bromeando, que cuando la conversión 'llega a los bolsillosâ? es sincera, pero que hay otros tipos de cristianos que deben convertirse. Por ejemplo, los que viven para las apariencias.
FRANCISCO
'Tengo una buena familia, la gente no habla mal de mí, tengo todo lo necesario, me he casado por la Iglesia... Estoy en gracia de Dios, estoy tranquilo. ¡Las apariencias! Cristianos de apariencias... Están muertosâ?.
El Papa también alertó contra otro tipo de conducta. La del cristiano tibio, que piensa que todo está bien porque no le falta de nada. A ellos, recordó el Papa citando la Biblia, Dios los vomita de su boca. Aunque, al mismo tiempo, destacó que todos se pueden convertir y cambiar.
EXTRACTOS DE LA HOMILíA DEL PAPA:
(Fuente, Radio Vaticana)
'¿Yo soy uno de estos cristianos de apariencias? ¿Estoy vivo dentro?, ¿tengo una vida espiritual? ¿Siento al Espíritu Santo?, ¿escucho al Espíritu?, ¿voy adelante, o â?¦? Pero, si parece que todo está bien, no tengo nada que reprocharme: tengo una buena familia, la gente no habla mal de mí, tengo todo lo necesario, estoy casado por la Iglesiaâ?¦ estoy â??en gracia de Diosâ??, estoy tranquilo. ¡Las apariencias! Cristianos de aparienciaâ?¦ ¡Están muertos! Pero hay que buscar algo vivo dentro y con la memoria y la vigilancia, reavivar esto para que vaya adelante. Convertirse: de las apariencias a la realidad. De la tibieza al fervorâ?.
'Era uno más como los tantos dirigentes que nosotros conocemos: corruptos. Estos que, en lugar de servir al pueblo, explotan al pueblo para servirse a sí mismos. Hay alguno, en el mundo. Y la gente no lo quería. Éste sí, no era tibio; no estaba muerto. Estaba en estado de putrefacción. Verdaderamente corrupto. Pero sintió algo dentro: pero, a este sanador, este profeta que dicen que habla tan bien, yo querría verlo, por curiosidad. El Espíritu Santo es astuto, ¡eh! Y ha sembrado la semilla de la curiosidad, y aquel hombre para verlo incluso hace un poco el ridículo. Piensen en un dirigente que sea importante, y también que sea un corrupto, un jefe de dirigentes â?? éste era el jefe â?? pero, subir a un árbol para mirar una procesión: pero piensen esto. ¡Qué ridículo!â?.
'Cuando la conversión llega a los bolsillos, es segura. ¿Cristianos de corazón? Sí, todos. ¿Cristianos de alma? Todos. Pero, cristianos de bolsillos, ¡pocos , eh! Pocos. Pero, la conversión â?¦ y aquí llegó inmediatamente: la palabra auténtica. Se ha convertido. Pero ante esta palabra, la otra palabra, de aquellos que no querían la conversión, que no querían convertirse: â??Viendo aquello, murmuraban: â??¡Ha entrado en la casa de un pecador!â??: se ha ensuciado, ha perdido la pureza. Debe purificarse porque ha entrado en casa de un pecadorâ?? â?.
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