El entonces Papa Benedicto XVI habló sobre el Muro de Berlín en dos ocasiones, ambas en el 20 aniversario de la caída.
En la primera citó la opinión de Juan Pablo II. Fue después de un concierto titulado 'Jóvenes contra la guerra'.
Benedicto XVI
8 de octubre de 2009
'Este año conmemoramos otro significativo aniversario: veinte años de la caída del Muro de Berlín, símbolo elocuente del fin de los regímenes totalitarios del Este europeo. 'La caída del Muro, -escribió Juan Pablo II-, igual que el derrumbe de los peligrosos simulacros y de la ideología opresiva, demostró que las libertades fundamentales, que dan significado a la vida humana, no pueden ser reprimidas ni sofocadas durante mucho tiempo'.
El Papa volvió a hablar dos meses más tarde, cuando asistió junto al presidente alemán a otro concierto por los 20 años de la Caída del Muro.
Benedicto XVI
4 de diciembre de 2009
'Esa frontera de muerte durante muchos años dividió nuestra patria y separó a la fuerza a hombres, familias, vecinos y amigos. Entonces, muchos vieron en lo que ocurrió el 9 de noviembre de 1989 el inicio inesperado de la libertad, tras una larga y dolorosa noche de violencia y opresión, por un sistema totalitario que, a fin de cuentas, conducía al nihilismo, a un vaciado de las almas. En la dictadura comunista no había ninguna acción considerada mala por sí misma o siempre inmoral. Lo que servía a los objetivos del partido era bueno, por muy inhumano que fuera'.
El Papa recordó que sin embargo algunos miraban con nostalgia los tiempos anteriores a la caída del Muro.
Benedicto XVI
4 de diciembre de 2009
'Hoy algunos se preguntan si el orden social occidental es mucho mejor y más humanitario. De hecho, la historia de la República Federal de Alemania es la prueba de que sí lo es. Porque invita a los hombres a dar la prioridad, con responsabilidad ante Dios Creador, la prioridad a la dignidad humana en cualquier legislación estatal, a respetar el matrimonio y la familia como fundamento de toda sociedad, a tener consideración y respeto por lo que es sagrado para otras personas'.
Durante ese concierto Benedicto pidió que cada persona sea un 'mediador' entre Dios y los hombres, para generar un nuevo humanismo que ayude a todas las facetas de la persona. Todo lo contrario de lo que significaba el Muro.