La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, llegó a Casa Santa Marta el sábado a las 12:30 de la mañana. Desde el principio, su cuarto encuentro con el Papa fue cercano.
'¿Cómo anda?â?
'Bienvenida, bienvenidaâ?.
'¿Bien?â?
El motivo de la visita a Francisco estaba claro. Kirchner buscaba el apoyo del Papa un día antes de denunciar ante la ONU la postura de los llamados 'fondos buitresâ? norteamericanos. Estos acreedores reclaman 1.700 millones de dólares a Argentina.
Una macro comitiva de hasta 33 personas acompañó a la presidenta. No es la cifra más excepcional del encuentro: Kirchner colmó a Francisco de regalos.
Entre ellos había un retrato pop de Francisco, otro de de Evita y varias obras de orfebrería que le habían regalado antes a ella.
'Entonces, yo le traje el mío... Le cambié la chapaâ?.
El regalo más especial, aun así, fue una estatua de la Virgen Desatanudos, de la que Francisco habla con frecuencia.
Después de la entrega de regalos, Francisco y la presidenta se retiraron a comer juntos. En total, Cristina Fernández de Kirchner estuvo tres horas en el Vaticano.
Según declaró después, además de hablar de la situación de Argentina, el Papa y ella intercambiaron impresiones sobre el panorama internacional.
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