El recuerdo de todos los sacerdotes y religiosos asesinados durante la persecución comunista en Albania presidió el encuentro del Papa con los religiosos albaneses en la catedral de Tirana.
'Nuestros mártires murieron gritando '¡Viva el Papa!' y hoy también lo queremos gritar juntos.
El padre Ernesto, de 84 años, contó a Francisco cómo pasó 27 años sufriendo trabajos forzados en un campo de concentración. También una religiosa habló de los años que vivió en clandestinidad. La hermana Maria Caleta no pudo evitar emocionarse al saludar al Papa.
Después Francisco dejó a un lado su discurso escrito e improvisó otro. Tomó como referencia una lectura del Evangelio sobre el consuelo que ofrece Dios.
El Papa dijo que el padre Ernesto y la hermana María Caleta eran dos mártires y explicó cómo pudieron sobrevivir a la persecución religiosa.
FRANCISCO
'Podemos preguntarles, ¿cómo habéis hecho para sobrevivir a tanta tribulación? Nos pueden decir esto que hemos leído en el pasaje de la Segunda Carta a los Corintios: Dios Padre Misericordioso es Dios de toda consolación. Es Él quien nos ha consolado'.
Francisco explicó que pudieron soportar el sufrimiento porque muchas personas rezaron por ellos. Con humor, pidió a los cristianos que nunca busquen el consuelo lejos de Dios.
FRANCISCO
'No quiero regañaros hoy, ¿eh? No quiero hacer hoy de verdugo aquí. Pero enteraros bien, ¿eh? ¡Si buscáis el consuelo en otra parte, nunca seréis felices!'.
Francisco también les dijo que había pasado los dos últimos meses leyendo la historia de la persecución en Albania, cuya ferocidad desconocía, y que se había quedado sorprendido ante tanto sufrimiento.
Antes de marcharse de la catedral de Tirana, los obispos albaneses le obsequiaron con una cruz con las fotos de los mártires albaneses y un icono de la Virgen del Buen Consejo, patrona de Albania.