Desde hace 25 años la Cáritas de la diócesis de Roma trabaja con personas con SIDA. Al principio fue difícil, había un gran temor y las personas infectadas tenían pocos lugares a los que ir. Abrieron una casa en Villa Glori, uno de los mejores barrios de Roma. No es tanto un centro médico sino una casa a la que pueden llamar hogar.
MASSIMO RAIMONDI
Director, Hogar Villa Glori
'Hablaban mal de nosotros. Los vecinos no nos querían aquí. Había miedo antes y todavía hay un poco de miedo ahora. Al principio fue un poco difícil, también había miedo entre los que trabajábamos aquíâ?.
Massimo Raimondi se hizo voluntario hace 20 años. Entonces la atención era muy básica y se centraba en una casa en la que los enfermos pudieran morir con dignidad. Algunos fallecían en pocos meses por el avance de la enfermedad. Con la mejora de los tratamientos, las personas contagiadas cada vez vivían más, el centro cambió su enfoque y se convirtió en un hogar.
Ahora atiende a 26 residentes. La mayoría tuvieron problemas con las drogas en el pasado y no tienen a dónde ir. El principal objetivo de Cáritas es ser una familia para estas personas.
MASSIMO RAIMONDI
Director, Hogar Villa Glori
'Una de las patologías más comunes es la depresión, que crea importantes problemas psiquiátricos. Creemos que esta enfermedad se puede combatir con algo más que con fármacos: con cariño, con el respeto a las personas y cariñoâ?.
La misión de este centro es apoyar a las personas y, como en cualquier familia, acompañarles durante el tratamiento. Para los enfermos esta es su casa, pero no reciben aquí tratamiento médico y psicológico. Deben salir del centro para relacionarse también con otras personas.
En los últimos cuatro años el centro ha buscado expandirse poco a poco. Hace poco una familia del vecindario les hizo una generosa donación con la que reformaron una casa de campo. También ayudaron los residentes.
MASSIMO RAIMONDI
Director, Hogar Villa Glori
'No porque no encontráramos a nadie que hiciera este trabajo, sino porque era importante que ellos ocuparan su tiempo y que sintieran este lugar como algo suyo, como su casaâ?.
Esta capilla era antes un edificio en ruinas. Ahora es parte del nuevo proyecto. El Papa Francisco apoyó esta iniciativa donando la campana. En septiembre los residentes se trasladarán a un nuevo pabellón, lo que permitirá que tres personas más entren en esta gran familia.
Una vez se hayan instalado, su antigua casa se convertirá en un centro de día para personas con Alzheimer.
RCA/MAE
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