Pablo VI fue elegido Papa en junio de1963. Desde el primer momento tuvo un enorme desafío entre manos: continuar el Concilio Vaticano II que su predecesor había puesto en marcha.
PROF. JOHANNES GROHE
Pontificia Universidad de la Santa Cruz
'Había más de 2.300 padres conciliares. Poner a todas estas personas de acuerdo sobre un tema no era nada fácil'.
Los años 60 fueron años de cambios en la mentalidad social para los que el Concilio Vaticano II debía dar una respuesta.
Por eso Pablo VI tuvo que actuar con mucha cautela para no provocar divisiones entre los obispos. Como Papa podía dar por cerrada una cuestión unilateralmente pero el mensaje que quiso transmitir al mundo era otro: unanimidad.
PROF. JOHANNES GROHE
Pontificia Universidad de la Santa Cruz
'Él sabía que tenía la última palabra, pero quiso el consenso de los padres conciliares y prácticamente lo consiguió. Al final del Concilio sólo hubo un pequeño grupo de obispos que mostraron una cierta oposición a los decretos'.
Sobre la mesa había debates delicados como el diálogo interreligioso o las relaciones con la sociedad del siglo XX.
PROF. JOHANNES GROHE
Pontificia Universidad de la Santa Cruz
'La Iglesia, (en el Concilio Vaticano II), no presenta al mundo doctrinas nuevas sino que habla al mundo de un modo nuevo, con un lenguaje nuevo. Juan XXIII dijo: no es el momento de condenar sino de explicar bien el contenido de la fe'.
Por eso en cuanto llegó el momento de discutir cuestiones polémicas Pablo VI no se dejó guiar por la agenda mediática sino que dio tiempo a los participantes para debatir a fondo cada una de las cuestiones.
No impuso su criterio pero marcó el ritmo y dejó espacio para el diálogo. El resultado salta a la vista. En ocasiones sólo hubo 6 votos en contra.